Silencio

Para mí, el mar es silencio, caminar es silencio, me gusta estar en silencio, pero mi mente no lo está siempre. Solía estar todo el tiempo escuchándome, cavilando, tratando de entender lo que mis pensamientos decían, pero todo lo que había era una bulla ensordecedora, que me confundía, que obligaba a tomar acción para que se calle. La condición era esa, “hazlo y me callo”. Y lo hacía. 

Callar como inacción de decir. Callar por no saber qué decir. Callar para que el silencio hable. 
Hablar para no callar más y que todos esos pensamientos salgan. Hablar para liberarte y que esos silencios no te maten. Hablar para escucharte y darte cuenta que callarte nunca estuvo bien.

Volvimos hablar, segundas partes entre suicidas, y ahora que ya lo sabes todo volvimos a ser silencios.

Silencios que matan. 
Silencios que alteran.
Silencios que aman.
Silencios que calman.
Silencios con ganas de ser palabras.

Pueden los silencios decirnos tanto que, a veces, ya no los queremos escuchar porque duelen, pero decir algo, puede doler aún más. 
Volvimos al silencio y dejamos que entre ellos hablen. Volvimos a no querer escuchar lo que nuestros pensamientos se habían dicho por la noche.

Por la mañana, escuchaba tu silencio, no quería interrumpirlo, quise entenderlos, quise que hablasen, que no me dejen sola con el mio.
Mi silencio no quería hablarme, no lo escuchaba, había desaparecido, no escuchaba ni siquiera a mis pensamientos, solo podría escuchar a mi conciencia y decirme: "estamos en problemas".

No lo volveré a decir y tampoco lo volveré a callar. Todo será respuesta y este silencio que dice tanto, me dirá lo que será porque, esta vez, ya no diré más.

#NQSI 


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